Probablemente estoy repisando en los cientos de artículos que has leído al respecto…
“Levántate y denuncia, no te quedes callada, cuéntalo para que nadie más tenga que pasar por lo mismo”
Pero, ¿qué pasa cuando la idea de abrir la boca te resulta repugnante?, ¿qué pasa cuando no puedes siquiera pensar en eso porque parte de ti ya se convenció de que no fue real?
Ya pasaste por eso, y decidiste hacer de cuenta que no pasó, trabajar en las consecuencias emocionales que trae lo que te sucedió, y seguir adelante. No todos los hombres son iguales y lo sabes, no te va a volver a pasar porque sabes cómo reaccionar a cualquier señal de abusadores, ayudas a tus amigas sin que se den cuenta de que tú ya pasaste por eso, aconsejas, meditas, crees que olvidas. Te repites una y mil veces que ya perdonaste, que ya sanaste.
Pero te pasó también.
Deseaste no ser “tan bonita”
Deseaste borrar eso de tu mente.
Deseaste haber reaccionado a tiempo.
Deseaste no ser mujer.
Ahora sientes miedo cuando alguien se te acerca más de lo debido así sea sin intención. Pero apagas esa luz de alerta disfrazándolos con razones. Crees que sanaste sin necesidad de hablar, porque “tú eres diferente”, crees que no necesitas hablar, que el ser consciente de que lo qué paso te da libre acceso a la sanación por cuenta propia.
Amiga, hoy sólo te digo que no todos en tu vida necesitan saberlo, y tú no necesitas que todos lo sepan. Pero guardarlo sólo para ti causa el mismo efecto de esas lagrimas que no derramaste y que ahora te aplastan el pecho sin dejarte respirar.
A veces te sientes miserable y no sabes porqué, teniendo una vida equilibrada sientes que no vales nada. Trabajas en el amor propio porque eres consciente, ya lo sé. Pero entre más tiempo lo guardes, más rancio olerá en el futuro.
Leerlo una vez más no será exceso, y para quien escribe esto es necesario, así que ten claro que NO ESTAS SOLA, por favor, habla. Y si nunca te pasó, ESCUCHA.
Julia Socha
@julianasocha.r
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