Seguramente esto es algo que he querido explicar o compartir desde hace rato. Pero por cosas de la vida nunca he tomado la decisión de hacerlo. Y bueno aquí vamos.

Hace unos buenos seis o siete años me empezaron a surgir dudas acerca de mi cuerpo. Por ello visité por primera vez el consultorio de una ginecóloga. Fui por una cuestión que a muchas personas les puede parecer súper random. En mi curiosidad por la vida se me ocurrió pensar que no tenía clítoris. Así como lo leen. Algunas me dirán que eso es imposible, a menos que me haya sometido a esas mutilaciones de algunas comunidades en las que el placer femenino es lo peor que puede pasar en el planeta. Pues en efecto, mi creencia era errónea (pero una preocupación válida hasta cierto punto). ¿Pero por qué pensaba eso? Varias se preguntarán. Pues fácil. Por que al momento de estimularme no sentía esas cosas extraordinarias de las que todas las mujeres hablan. Por más lubricante, emoción del momento o lo que fuera, nunca podía alcanzar un orgasmo por ese medio. (Me tocó aprender a encontrar la forma de encontrar mi propio placer).

Pues resulta que nací con una deficiencia hormonal. Ésta se relaciona con una falla en el funcionamiento de la glándulas suprarrenales… unas especies de mini doritos encima de los riñones. Por ello, al nacer, los médicos no supieron determinar si era niña o niño ya que el principal indicador para diagnosticar esta deficiencia es la identificación de genitales ambiguos. O sea, el medico te mira y ve lo que se puede interpretar como un pene pequeño o un clítoris enorme. Entonces, siguiendo los resultados de sangre y quien sabe qué otras cosas, mis padres decidieron que me se me hiciera una cosa llamada vaginoplastia feminizante. Prácticamente que un cirujano me armara una entrepierna femenina: reducir el tamaño del clítoris enorme, armar los labios menores y una entrada a la vagina. Resulta que al realizar dicha reducción, se perdieron muchas terminales nerviosas, causando prácticamente una insensibilidad casi total en el clítoris. Claramente como los labios fueron creados de la nada, menos siento ahí.

Ahora se preguntarán, ¿y qué demonios es esa deficiencia de las glándulas suprarrenales? Pues hasta donde he entendido, por que no soy ni médica ni endocrina, es que esos doritos se encargan de muchas cosas. Entre ellas liberar las hormonas que hacen que el cuerpo no colapse cuando está bajo estrés. Cuando fallan, el cuerpo está en una situación de estrés, el cerebro hace un llamado para que se libere la hormona, pero en mi caso ese llamado no tiene respuesta (de forma natural). Entonces, se hace un llamado de urgencia a otro sitio. Así se termina recurriendo a los andróginos para que ayuden en el proceso. Ahora, esta deficiencia ocurrió antes de nacer. Es decir, 1) cuando uno esta formándose al parecer está sometido a un tipo de estrés; 2) mis suprarrenales no pudieron hacer su trabajo y se prosiguió a liberar un “exceso” de andróginos. Ésta última, es una hormona que los hombres producen en mayor cantidad que las mujeres, y eso, en mi caso, afectó la formación de genitales externos. Claramente si tu cuerpo ya se está formando de una manera y llegan a inyectarle más de una cosa pues ahí sucede el desastre. Así, si tú te estás formando como mujer y te sobrecargan de una hormona que no debes producir en más cantidad pues tu cuerpo va a cambiar según eso. De ahí los genitales ambiguos. De esto me vine a enterar hace siete años.

Por el otro lado, estos famosos andróginos no son quienes están diseñados para contener el estrés. ~Aclaro antes de seguir~. El estrés en todas sus formas experimentadas desde el momento en que nos despertamos. El hecho mismo de despertarnos y estar experimentando diversos estímulos durante el día es causa de estrés. Así uno esté en pijama todo el día, no salga a la calle, pida domicilio y se vea un documental de naturaleza en Netflix. Entonces, como el cuerpo no tiene cómo producir una hormona para poder responder a todo esto de forma decente, llama a los andróginos. Y no, no basta con yoga y uno relajarse. Ni yoga, ni meditar, ni ningún té verde pueden darle al cuerpo esa hormona que necesita y, que si no llega a tener, colapsa por completo. Como tratamiento entonces, debo tomar diariamente cortisona para poder tener un stock en el cuerpo y así poder vivir el día a día de la mejor manera. De vez en cuando cosas pasan y termino en la sala de urgencias, pero la situación no pasa del día.Pero en general no es una condición que requiera de mucho mantenimiento. Tomarse las pastillas todos los días, a la mañana y en la noche, y mantenerse lejos del sobrepeso y desnutrición. De esta forma, tu endocrina no entra en pánico ni se tiene que poner a controlarte más seguido de lo normal. También le facilitas la vida a la ginecóloga por que mantienes ciclos regulares.

Ahora, hasta el año pasado me enteré que esos doritos tienen diferentes capas, o cortezas. Por estas épocas hace un año, pasó que mi menstruación no llegó por dos meses seguidos. Resulta que la corteza que produce la dehidroepiandrosterona (DHEA) estaba fallando. De hecho mis niveles de esta hormona estaban casi en cero. Ésta es compañera de la adrenalina, es decir, es una hormona estimulante. En parte, hace que te levantes con la energía de dominar el mundo. Pero obvio, como estaba en niveles tan bajos, lo único que podía hacer era levantarme, desayunar y volver dormir hasta el almuerzo.Según mi doctora, era un milagro que fuera a entrenar fútbol por dos horas seguidas, por que con esos niveles el cuerpo no tiene fuerzas ni ánimos para nada. Además, empecé a tener un acné horrible. Algo que desde que decidí dejar todo tipo de bebida por agua, comer más sano y hacer ejercicio, no me pasaba. Otro efecto colateral es el aumento de peso. Nada que hacer, como es una hormona estimulante, si no está en los niveles adecuados hay acumulación de grasa. Sorry.

Desde finales de noviembre del año pasado llevo tomando esta hormona en pastillas. Según el examen de sangre que me hice en diciembre, la hormona aún no llega al mínimo recomendado. Pero el acné me ha bajado, aunque no en su totalidad como antes de este incidente. No necesito dormir durante el día. Aún no logro controla bien el peso, me cuesta concentrarme en ciertas actividades y aún hay acné. Pero ojalá se pueda controlar y podamos volver a ser quienes éramos hasta finales del 2018.

En resumen. No estaba tan equivocada al pensar que no tenía un clítoris. Sí lo tengo, sólo que no es funcional. Entre eso y nada casi es lo mismo. Los médicamentos que tomo diariamente desde que nací aseguran que mi cuerpo pueda responder al estrés diario de vivir y ahora le añadí una hormona más a este coctel. Una hormona que de hecho da positivo en doping, por que es una hormona estimulante.

Continuará….


Escrito por Laura Vanegas  @charmidunkis

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