En este siglo hemos avanzado a pasos agigantados como humanidad y así mismo las mujeres hemos ganado espacios en muchos ámbitos donde antes no se pensaba que fuera posible, ahora podemos estudiar y ejercer nuestro derecho al voto, (en una gran parte del globo, pues no debemos olvidar que aún hay mujeres sin ningún tipo de igualdad, siempre sometidas, y humilladas).

Muchas otras podemos asumir que somos afortunadas, pues nacimos en sitios donde nos nombramos activistas, gobernantes, presidentas de organizaciones, pilotos, médicos, taxistas, e incluso voceras de los discursos feministas, estamos informadas, ganamos dinero, somos independientes, y podemos opinar.

Hasta ahí parece que entonces todo hubiera mejorado para nosotras, y entonces porqué se supone que deberíamos “pedir” mas.

Y bueno, resulta que no es solo eso, a medida que hemos ganado y luchado espacios, se ha incrementado también las exigencias de cómo el mundo nos vé, “debemos” ser exitosas, educadas, saber otro idioma, lucir perfectas, criar hijos como si estuviéramos aún en casa, y rendir en nuestros trabajos como si no tuviésemos familia, además al expresarnos se nos catalogó como malas, irresponsables, rebeldes, locas y hasta putas, por querer hacer lo que ahora nuestros derechos nos permiten.

Se nos enseñó además que ahora como “yo” tengo privilegios, “ella” también puede tener privilegios, y como los quiero solo para mí, debo ser “mejor” que ella, porque “ella” nunca será mi amiga, sino siempre mi competencia. Entonces, si bien queremos a nuestras amigas, nunca queremos verlas mejor que a nosotras mismas.

¿Y a que le llamamos mejor? Quizás a un cuerpo aceptado por la sociedad, un trabajo mejor remunerado, Un nivel educativo más alto, y cualquier cosa en la que nos sintamos inferiores con respecto a otra, lo que nos deja muy desequilibradas como género, y la realidad es que ahora estamos teniendo  un grado de consciencia con respecto a esto que nos hace replantear muchas de las cosas en nuestra manera de pensar.

Yo sé que es fácil decir “la de al lado no es competencia, es amiga” es fácil decirlo, y tal vez en redes todas lo hemos estado expresando, y compartiendo, porque se ha vuelto una necesidad que se convierta en realidad; pero resulta que es algo que tenemos tan aprendido, y tan inmerso en nuestra conducta, que por ejemplo cuando estamos offline, y nos encontramos sentadas en un restaurante, reparamos a la que entra, nos comparamos, tenemos envidia si luce una ropa más costosa o más bonita que la nuestra, si va en un mejor carro, si parece más fit e incluso si luce más feliz, o por el contrario, está lejos de nuestros estándares y no la catalogamos como competencia pero porque la vemos inferior a nosotras.

La verdad es que con todas estas cosas no es fácil ser mujer en el 2019, no es fácil para ninguna, ya sea que hoy estés en el banco reparando, o entrando al restaurante y siendo reparada, porque todas hemos estado en ambos lados, pero si de algo estoy segura es que las mujeres tenemos mucho poder, de sanarnos, fortalecernos y crear cosas que nadie haya imaginado, cuando nos servimos de soporte unas a otras. Y como todo es un proceso la invitación es a que por esta semana en la que celebramos todas las luchas que hemos tenido y las que hemos logrado y hasta donde hemos llegado estando juntas, celebramos haber nacido MUJERES, haciendo equipo, usemos eso como excusa y pongámonos la siguiente meta, por esta semana.

  1. Cuando veas a una mujer por la calle, sino tienes nada bueno que admirarle, antes de empezar a criticar, incluso mentalmente, desvía tu atención y ponla en otra cosa, no te permitas criticar alguien que también tiene tus mismas luchas, o incluso mayores que las (no lo sabemos).
  2. Si ves una amiga tuya, compañera de trabajo o de estudio, permítete decirle lo bonito que le queda ese collar, o esa blusa, o su labial o su cabello, pero de corazón admirando, no lo guardes, cuando levantas a otra mujer, estas elevando tu autoestima y tu alma, mucho más. Si por el contrario sientes envidia, concéntrate en algo bueno de esa otra mujer y transforma esa envidia en inspiración para sacar tu mejor versión.
  3. Si ves una mujer que al contrario te criticó, te hirió y con su envidia ha causado destrozo en tu interior, busca perdonarla, y no precisamente para estar cercana a ella, sino porque con eso liberas tu carga y de paso aprendes que no tienes que ser igual que ella, no tienes que pasar por encima de otra mujer para llegar muy alto. 

Podemos empezar este reto por esta semana, y luego plantearlo nuevamente por cada semana, hasta que se convierta en un hábito, y así crecer como mujer, y aprender que ser mujer en este siglo es algo muy placentero.

Mariana Arias
@marianacastillo07

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